Raquel y Pablo,
febrero de 2018
Somos Pablo y Raquel, llevamos pocos meses con Napro y dos años y medio buscando un embarazo.
Como todas las parejas empezamos la búsqueda muy ilusionados pero tranquilos, somos jóvenes y no había nada por lo que preocuparse.
Así fueron pasando los meses y cada vez la espera se hacía más pesada, nos empezábamos a preocupar pero nada fuera de lo común porque el ginecólogo nos dijo que hasta el año de espera no nos mirarían. Pasó un año y no hubo rastro de embarazo, así que ya más tristes y preocupados fuimos a otro ginecólogo.
A Raquel le hicieron un análisis de sangre y parecía que todo estaba bien, simplemente una ovulación un poco floja y al parecer unos ovarios ‘más mayores’ de lo normal para su edad.
Le recetaron Omifin durante tres meses y una ecografía para seguir si el tratamiento funcionaba. Todo bien, no había problema grave a la vista, sólo un quiste en un ovario pero nada preocupante y Pablo también estaba perfecto. Lo que el ginecólogo dudó es de la obsesión con el tema y nos dijo que estar tranquilos era básico porque si nos llegaba a obsesionar podría afectarnos. Si en tres meses no nos quedábamos embarazados nos tendría que enviar a Reproducción Asistida y nosotros nos negamos.
Gracias a muchas personas de nuestra parroquia nos llegaron por diferentes vías los nombres de Jordina, Venancio y Napro, nos pasaron los teléfonos pero tardamos unos meses en llamarles, estábamos agotados mentalmente y bastante tristes.
Un buen día decidimos llamar para saber de qué iba esta metodología y quienes estaban detrás. Descubrimos a dos bellísimas personas totalmente entregadas para ayudarnos y aclararnos todas las dudas. Por fin decidimos empezar con la monitora de Creighton y conocimos a María Miralles. Desde la primera reunión nos habló con tanto cariño y tanta delicadeza que vimos claro que estábamos en el buen camino. A los dos meses de Creighton la doctora M.V.Mena se puso en contacto con nosotros y nos transmitió muchísima paz, nos explicó todas las pruebas que nos mandaría. Por primera vez sentíamos que se habían propuesto encontrarnos el problema para poder buscar soluciones.
En un mes de pruebas pasamos de ‘no tener nada’ a ver que Raquel tenía desajustes en las hormonas, una leve apertura en la trompa la cual podría provocar embarazos ectópicos, endometriosis y además que no ovulaba cada mes.
Por el momento no hemos conseguido el embarazo pero Napro nos ha dado tranquilidad absoluta, saber que había tantos problemas y que no era ‘la obsesión’ nos ha relajado, estamos felices y agradecidos a todos los profesionales que nos rodean y nos ayudan tanto. La dedicación y cariño con lo que nos llevan es sobrenatural. Nos queda un largo camino por delante pero estamos llenos de alegría, paz y esperanza.